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sábado, 25 de febrero de 2012

Existirá Masonería Esotérica

Aún en los albores del siglo XXI, una era denominada “de la información y el conocimiento” son más las personas que desconocen el valor del esoterismo, a pesar de que algunos dirán que con internet todas los velos se levantaron, que toda la verdad está a mediodía, siento desilusionarlos, pero esta misma era abierta ha engendrado su contrario, el nuevo velo de la desinformación, que mantiene la realidad velada.

A modo de correr el velo sobre el esoterismo, separarla de las concepciones de la “nueva era” y demostrar su real sentido, va esta nota, entendiendo que para la mayoría encierra un sentido desconcertante asociado con lo sobrenatural, como inaccesible a la comprensión intelectual. Su difícil comprensión no hace sino ratificar la limitación para comprenderla e interpretarla de manera adecuada, pero de ningún modo puede ser definido como “sobrenatural o milagroso”.

La palabra “esotérico” es un concepto genérico usado para referirse al conjunto de conocimientos, enseñanzas, tradiciones, doctrinas, técnicas, prácticas o ritos de una corriente filosófica, que son de difícil acceso y que se transmiten únicamente a una minoría denominada “iniciados”, por lo que no son conocidos por los profanos. Fenomenológicamente, lo esotérico es una actitud mental que facilita al iniciado el ingreso a una nueva manera de interpretar la realidad.

El esoterismo, a diferencia de lo que se presume a veces, enseña precisamente que los fantasmas no existen, como tampoco existen los milagros, ni lo sobrenatural, ni los dioses que participan en la decisión del destino humano. Por el contrario, promueve un estudio intenso de la naturaleza y sus adeptos son herederos de una filosofía perenne que hace culto a la visón natural del mundo. Antoine Faivre, en su estudio sobre el esoterismo, Espiritualidad de los Movimientos Esotéricos Modernos, señala que el término “esoterismo” es relativamente nuevo, datado aproximadamente a principios del siglo XIX para clasificar en un género a las diversas prácticas esotéricas; mientras que es el término “esotérico”, como adjetivo, la raíz real del término, es bien antiguo.

Es un hecho que los “ismos” son expresiones que se asocian indudablemente a la formulación de orientaciones innovadoras, y relacionadas con las vanguardias en las ideas. Pero, el sufijo “ismos” ha quedado reconocido como válido en la formación de palabras con un sentido de doctrina o sistema, más allá de lo estrictamente vanguardista, dejando el vocablo “esoterismo” como “relativo a esotérico”. En virtud de ello, podemos aplicar la palabra “esoterismo”, sin ambages, en tanto el sufijo “ismo” le da sentido de doctrina o de sistema al concepto inicial.

En el transcurso de la historia han existido numerosas sociedades y escuelas iniciáticas cuyas raíces más profundas se remontan a cientos de años antes de nuestra era; a aquellas que guardaron sus doctrinas en un absoluto hermetismo, y que fueron transmitidas a través de los siglos a cierta clase de seres humanos, que por sus condiciones espirituales, morales e intelectuales eran capaces de comprenderlas, se las llamaban esotéricas. De los primeros que filosofaron en la Grecia antigua, es el pitagorismo, la primera escuela que cultivaba, junto a una doctrina accesible a todos, otra doctrina oculta, reservada a los iniciados. La esotérica era una de las formas en que en la Grecia antigua se administraba la enseñanza, que sólo podía ser recibida en el interior de las escuelas, y que se oponía a la que se destinaba al público y era impartida al aire libre. El prefijo eso, término griego, que quiere decir “del lado de adentro” frente al prefijo exo que es “del lado de afuera”.

De los antecedentes registrados en la historiografía, según indica Jean Paul Corsetti en Historia del esoterismo y de las ciencias ocultas, la palabra “exotérico” habría sido aplicado por primera vez por Aristóteles en su Política. Hay que esperar a Luciano de Samosata quien hacia el 166 de la era actual utiliza el término “esotérico”, de igual forma lo hace Clemente de Alejandría en su Stromas hacia el 208, cuando se refiere a las enseñanzas de Aristóteles. Su discípulo Orígenes, en Contra Celso (248 era actual), ampliará el concepto al designar todo lo que las escuelas del pensamiento griego entregaban a sus discípulos ya formados. En tanto, Yámblico, en Vida de Pitágoras, describe la forma como se entendía y aplicaba el esoterismo entre los pitagóricos. Todos le otorgan un significado similar: lo oculto a la vista del público.
El iniciado, sujeto del esoterismo

Se considera iniciados a aquellas personas admitidas al conocimiento de los misterios de la naturaleza por medio de un proceso de desarrollo personal sistemático. Son escogidas por sus cualidades, especialmente de orden moral. Su ingreso a la sociedad iniciática se produce mediante una ceremonia de iniciación en la cual se les entregan determinados conocimientos, fundamento de sus futuros estudios y vivencias.

Según define Guillermo Fuchslocher, en su obra Introducción al esoterismo masónico, desde el punto de vista esotérico, la iniciación es más que una ceremonia, pues constituye un proceso de expansión de la conciencia por la admisión en los Misterios, enseñados por verdaderos maestros. Así, la iniciación es la puerta que conduce a un nuevo estado espiritual, en el cual comienza una nueva manera de ser y de vivir.

Cuando el adepto se ha esforzado en llevar una vida superior y se ha purificado por medio de esfuerzos mentales, morales y físicos, acumula un poder interno y alcanza un punto de culminación de su preparación, que requiere del conocimiento necesario para hacer uso de ese poder. Por eso, la ceremonia iniciática no tiene valor, sino como comienzo de una vivencia de aprendizaje.

El cambio, objeto del esoterismo

Se enseña al novicio que él, la sociedad, el mundo, todo el universo, se encuentra en permanente proceso de cambio, tal como sostenía el filósofo griego Heráclito (500 era antigua); que los de ahora no son los de ayer, ni los de mañana; y que si algo debe diferenciar un iniciado, es que no puede ser sujeto pasivo del cambio, sino actor del mismo, junto a la ley armónica del universo.El cambio comienza con uno mismo, constituyendo el reto más complicado de su existencia. Sólo si es capaz de cambiarse a sí mismo, podrá emprender con labores de mayor magnitud. Sólo si se convierte en un ser humano nuevo podrá ejercitar el poder, su propio poder, el poder del conocimiento, no solamente para ser mejor, sino para colaborar con el progreso de la humanidad, para mejorar la sociedad.El proceso iniciático tiene dos momentos: el de la inmanencia y el de la trascendencia; el primero no tiene sentido sin el segundo y este último no es posible sin el primero. Todos los estudios teóricos del esoterismo deben tener como consecuencia inmediata la praxis de dichos conocimientos y ésta, si es efectiva, generará la trascendencia que es un fin en sí mismo, sino una consecuencia de la praxis iniciática y ésta a su vez lo es de una formación adecuada.En definitiva, las enseñanzas logradas desde el esoterismo, el conocimiento, la sabiduría, la rectitud, la ponderación, la templanza, el respeto, la caridad, la tolerancia, el amor, etc. no son bienes para guardarlos en un cofre personal, sino que son para compartirlos, para ponerlos a disposición de toda la especie humana

sábado, 8 de marzo de 2008

Extracto del libro: "Verdades Ocultas, Leyendas Mitológicas"


Autor: Carlos Oliva Guerrero
Libro: “Verdades Ocultas, Leyendas Mitológicas” - 97 Págs.
Páginas: de la 75 a la 85

..... Sucedió porque debería de suceder así, para que nosotros podamos existir, ¿por qué sino hubiese ocurrido lo que ocurrió en los primeros días de vida (según el Antiguo Testamento) habríamos existido.

Habría existido actualmente la población, existiría la raza humana hoy, si Eva no hubiese hecho que Adán comiera de la “manzana prohibida” y, si no hubiese sido advertido Noé del diluvio universal que sumergió a toda la tierra debajo de las aguas; se dice que a Noé no fue el único a quien Yahvé (Dios) le comunico de la extinción de toda vida viviente sobre la faz de la tierra, sino que también hubieron otros habitantes sino, como se explica? Que al anclar la barca en tierras desconocidas, encontraron otros pueblos, otras costumbres e idiomas, pero por supuesto, eso quedara en el misterio como parte de nuestra creación.

Con la construcción del Arca de Noé, se da inicio a una nueva civilización, la cual se expandió por todo el mundo terrestre, según esta escrito en nuestro libro Sagrado, desde el principio, ósea desde el nacimiento de Jesús El Hijo de Dios (año 1), hasta nuestros días.

No es materia, es luz que tiene vida eterna, ese Dios divino que estuvo, que está con nosotros desde antes de la creación del mundo, y estará eternamente, desde el comienzo hasta el fin de los tiempos, sino recordemos lo que nos dijo: “el mundo y las personas pasaran pero mis palabras perduran eternamente”, y ese Ser todopoderoso es conocido como el Dios que traspasa los confines infinitos del universo; es la llama viva que no quema, que arde eternamente y que nos ilumina para que nosotros tengamos luz eterna y guía nuestras vidas.

En la medida en que comenzamos a hacer nuestros habituales quehaceres y deberes diarios, el universo va creciendo, hinchándose como un globo inmenso en todas sus direcciones y quién sabe si en algún lugar y momento del universo surgió una “partícula”, la cual pudo ser el inició o los primeros indicios de vida por obra y gracia del poder divino que existe en el inmenso universo, y aparece la energía viva, que no es materia, que es el poder infinito porque nunca muere, dando inicio a la creación del cosmos.

El poder de expansión del universo es tan grande e infinito que crece constantemente como el resplandor de un relámpago que se pierde en lo infinito de la oscuridad del cosmos mas oscuro y profundo del espacio, que va dejando partículas de vida por los confines del universo, como el Big Bang y el Bing Crush; como se origino? Nadie lo sabe, en que lugar o parte se inicio, la respuesta es simplemente en ninguna parte y en todas a la vez (expansión del universo), en su proceso constante de crecimiento, y es que así surgen nuevas formas de vida, se forman nuevos planetas, nacen nuevas galaxias, se da inicio a la creación de nuevos mundos quizás habitables e inalcanzables para el ser humano con ciclo, terrestre, iniciándose así la creación de nuevos universo en el inmenso espacio infinito y silencioso del cosmos.

Hoy en día existen una variedad inmensa de religiones y sectas y cada ser humano de paso por este mundo cree en lo que para el cree ser la mejor elección al identificarse con la religión de su agrado, todas parten de un mismo punto, se desarrollan en la vida de los habitantes de diferentes maneras de difundir la palabra divina, pero en si, todas llegan al final que es en creer en la existencia de un Ser Divino, de un Ser Superior, un Dios universal para mejorar la vida de las personas de este planeta y darle un sentido a la existencia del hombre, de encontrar la paz que nunca se encuentra y en la búsqueda de poder encontrar el camino de una manera espiritual y de encontrase a si mismos, de purificar y de limpiar su yo más interno de su ser como seres humanos; pero pocos son los que saben que la paz espiritual esta en nosotros mismos

Algunos siguen aferrados a las culturas sagradas, mientras que otros lo hacen en lugares adecuados y secretos para la adoración y la realización de sus cultos ancestrales; muchos van más allá de las creencias terrenales y de las muchas cosas que pueden existir para los creyentes.

Aunque en si algunos de estos hechos o creencias son realmente creíbles, para los científicos que por su formación académica e intelectual no aceptan la existencia (algunos) de otras formas de inteligencias fuera de este mundo, por que para ellos lo mismo que para la iglesia no aceptarán jamás, lo que en su momento podría afectar nuestra fe y a toda la humanidad si la verdad fuese realmente no como la conocemos actualmente.

El alma o espíritu van dentro de nuestro cuerpo y permanecen allí y mientras estén allí tendremos vida y estaremos vivos físicamente y cuando llegue el momento, cuando el ciclo de vida terrenal haya concluido, lo abandonan dejando un cascaron inerte y vacío, en una planta cuando sus raíces mueren se seca definitivamente hasta desaparecer como polvo en el viento, y el cuerpo que es materia inerte, que ya no tiene vida y es objeto vacío llega al momento de su consumación.

El alma no envejece, solo el cuerpo físico que es desechable o descartable y cambia con el transcurrir del tiempo, y con el pasar de los años va cambiando físicamente, nacimos sin saber caminar, y terminamos sin poder realizar movimiento alguno, salvo con la ayuda de una mano piadosa, para que el cuerpo cansado por el maltrato del tiempo y del trabajo físico y de supervivencia den paso al comienzo de la destrucción de los tejidos de nuestro organismo, el cual destruido por la naturaleza y el tiempo, llegue a su fin, que es el de la muerte; llegado su momento el espíritu que es eterno que vivió con nosotros abandone el cuerpo inservible y viaje a ocupar su lugar en otro cuerpo o regrese de donde procedió; del Oriente Eterno.

Existen solo dos caminos; el camino del bien, ósea el cielo o paraíso donde veremos a nuestro creador Dios en toda su magnitud espiritual y el camino que nos conduce a la vida eterna, a la inmortalidad como espíritus porque procedemos de Dios y, el camino del mal, que es descender a las profundidades más oscuras del infierno eterno, al inframundo nocturno y subterráneo como lo describe Dante en su conocida obra del libro de “La Divina Comedia”.

El agua es parte de nuestras vidas, porque nuestro cuerpo también es parte de ello; la purificación de la mente y del espíritu es el fin de los seres humanos, ahora bien, el cuerpo físico cumple un ciclo determinado, marcado y señalado para que cuando le llegue su momento sea descartado; esto no se logra ni se llega a través de los libros, ni el ser profesional de tal o cual carrera o vocación. Es parte de nuestro organismo, fuimos hechos así.

La purificación de nuestro cuerpos esta en nuestros corazones, en lo más profundo de nuestro ego, en lo más puro de nuestro Yo interior, pero como pertenecemos y somos parte de un mundo donde todo se rige por las cosas materiales, es que debemos adecuarnos a ella para poder subsistir, por eso tenemos que soportar, tolerar o superar nuestro Karma, sea bueno o malo, hasta que nos llegue el momento de la señal del comienzo del inicio de la iniciación (iluminados), en la que nuestro cuerpo de paso a lo trascendental y al comienzo de una nueva vida como seres superiores de mentes y de corazones puros y cristalinos, para proteger y hacer el bien a la humanidad.

Una leyenda antigua nos dice lo siguiente:

…. El mundo tiene sus orígenes en las profundidades del universo, y es tan viejo como el cosmos infinito, el cual no tiene principio ni tiene fin.

Para el pensamiento místico el Universo surge del caos, el cual es una inmensidad oceánica cósmica y silenciosa, de ella aparece como salida del vientre de una virgen divina que es energía pura viviente, porque el Universo brota como producto del poder de los dioses, la tierra y el cosmos infinito y todos los seres vivos, clasificados según genero y todo lo demás existente.

Los astrofísicos modernos nos hablan de una gran explosión de masas y poder cósmico, con la cual se da el inició a los orígenes del universo, los mitos nos relatan una gran lucha entre los primeros dioses existentes algunos con apariencia de monstruos y que los dioses de la segunda generación, deseaban separar la luz de las tinieblas (orden cósmico), para dar inicio a la vida hasta nuestro días.

Antes de la primera manifestación del universo, todo era silencio y todo descansaba en un abismo infinito de silencio y oscuridad absoluta, a este estado los Sumerios lo llamaron Apsu, los Egipcios Nun, los Chinos Tao y los Griegos Caosel; hasta en la Biblia preexiste al Espíritu de Dios, quien aleteaba y flotaba sobre las aguas antes de la creación.

El universo brota del Dios, según los mitos antiguos; con la creación del primer andrógino (dijese de los animales que reúnen dos sexos), los seres y las plantas, las piedras, las estrellas y los planetas, nacieron del interior de los primitivos dioses.

La más conocida de estas excepciones, es la aportada por la Biblia Hebrea; Elohim o Yahvé crea el mundo, separa la luz de las tinieblas, da vida al ser humano a imagen y semejanza de El; el mundo es hecho por El, así como el carpintero o alfarero que moldea sus obras con sus manos hasta darles la forma perfecta.

La materia prima empleada para tal propósito por la divinidad hebrea, la arcilla no aparece por primera vez en el Génesis, el símbolo aparece ya en el Sumer, donde se habla del limo de la tierra, que el dios Marduk toma para propiciar la creación del hombre, aquí hay una diferencia especial con el relato bíblico.

Sabemos que Elohim o Yavé alientan con su soplo el cuerpo de Adán, en tanto dice que Marduk junta la arcilla con la sangre de un dios menor sacrificado; lo que significa que hay de por medio un sacrificio divino para que su obra manual pueda tener vida; lo que nos da un resultado en si de que nada brota de la vida sino procede de la muerte, que nada resucita sino viene de una renuncia extrema; que el día no tiene aurora sino nace de la noche.

Así vemos que la Ley se mantiene y lo reafirman los dioses prehistóricos de la antigüedad, vinculados a las recreaciones menores del mundo.

Osiris, el primer rey, que junto a su hermana-esposa Isis reabre la naturaleza cerrada, enseñando los secretos de la agricultura, Osiris es troceado, sacrificado y luego es resucitada.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida Eterna”, palabras que quedaran escritas y perduraran aún cuando este mundo termine en el tiempo; Jesús de Nazaret al venir a la tierra, enviado por nuestro Padre Celestial, Dios; tiene que morir para que su sacrificio sea redentor y abra el camino del cielo trascendente a todos los seres humanos en este mundo.

Ya sabemos que una semilla no da frutos sino muere antes, que al morir esta, nace o dará nueva vida.

Creados Adán y Eva a “imagen y semejanza de Dios”, Elohim o Yahvé crean una raza de elegidos de hombres no aptos para los sacrificios, por eso los hebreos no entienden la concepción de un Mesías, que en lugar de luchar por un mundo mejor, muera sacrificado, como lo dicen la mayoría de las religiones.

En los orígenes de la vida, el Sol y la Luna, cada cual tenia su propia entidad propia y divina, la diosa Luna, tenia que ver con el dios Sol, pero como es costumbre en la vida, aún entre los antiguos dioses existía la envidia y, a la Luna le vino la perdida paulatina de su gran esplendor de luz, producida por una maniobra astuta del Sol, que estaba celoso porque esta brillaba más que él, quien después de perder una discusión con ella echo cenizas a traición al rostro de la Luna, la mancho y la empalideció para siempre.

Los vientos tienen vida y están vivos, también el arco iris, que de cuando en cuando se aparecía a algún pastor y lo transportaba más allá de los umbrales del cielo. Las estrellas son hijas del Sol y de la Luna; la Osa Mayor es el “Carro de Odin” (para los Germanos), el “Carro de David o de Elías” (para los hebreos).

Orión era un gigante, hijo de Poseidón, que tenia el poder de su padre de andar sobre las aguas, un rey malvado lo dejo ciego; recuperó la vista, Aurora se enamoró de él; celosa Artemisa le mandó un escorpión que le mato con su veneno. Ambos fueron llevados al espacio y puestos allí, convertidos en estrellas, la de Orión abandona el horizonte del cielo, inmediatamente despunta amenazante el escorpión.

Las piedras, las plantas, las aguas son tan vivas como la biología animada de los seres humanos. No sólo tenían vida, sino que se presentaban sacralizadas.

La lluvia de oro engendró en Danae al héroe mítico Perseo. Gayomart, el andrógino iranio, fue muerto por el malvado Ahriman; al caer por tierra su sangre la penetró. A los cuarenta años de haber sido regada la tierra por la sangre de este, brotó un gigantesco tronco de color rojo, teñido por el sacrificio de Gayomart.

Los álamos son las antiguas Helíades que se convirtieron en plantas cuando lloraba la pérdida de su hermano, el héroe Faetón. El ciprés había sido en sus orígenes un pastor llamado Cipariso.

Clitia era una hermosa ninfa amada por el Sol; luego, él la dejo por Leucotoe; pero Clitia siguió amándolo como el primer día, consumiéndose de melancolía’ se retiró al desierto donde durante nueve días y nueve noches ayunó con los ojos vivos puestos en su amado Sol; el Sol apiadándose de ella, la convirtió en una hermosa flor, la cual hasta nuestros días sigue su curso, desde el amanecer hasta que cae la tarde, de este modo nace a lo hoy conocemos como girasol; estos relatos míticos son realmente interesantes y entretenidos.

En el milenario Libro de los Muertos egipcios se describe el espacio exterior como un lugar sin aire y se dice que su “profundidad es infinita y su oscuridad es como el de la noche más oscura que exista”.

Estos relatos son apócrifos y/o verdades a medias; en esta categoría de humanos, descritos por Galeno hay que incluir, necesariamente para conocimiento de todos y que darán opiniones reaccionarias encontradas, pero que es recomendable leerlas, al del profeta bíblico Enoch, citado con cierta frecuencia en el Antiguo Testamento.

Enoch es uno de los pocos “arrebatados” que encontramos en las Sagradas Escrituras que, como sucedió varios siglos después con la Virgen María; desapreció por los aires en compañía de unos extraños “vigilantes” o “ángeles,” como el profeta los llama “los ángeles de Yahvé”, sin dejar tumba ni cuerpo mortal sobre la tierra.

Al menos así lo asegura el propio “arrebatado” en un revelador texto apócrifo conocido como el Libro de Enoch; según revela la versión eslava de ese libro redactada hacia el año 70 d.C. a partir de otras versiones casi tres siglos más antiguas; el profeta Enoch recibe un día en su dormitorio la visita de dos seres gigantescos que le anuncian:

……. “Sábete (prepárate) que hoy vas a ver el cielo con nosotros. Comunica pues, a tus hijos y a todos tus domésticos, lo que tengan que hacer aquí abajo con tu hacienda mientras tú estés ausente.

“Y que nadie te busque hasta tanto que el Señor te restituya a los tuyos”.

Así se inicia el viaje de Enoch, un viaje a través de siete regiones aéreas distintas que el profeta llama cielos y que están sumergidas en “tinieblas mucho más densas que las de la tierra”, tras su periplo por el espacio exterior, el profeta es dejado de nuevo sobre nuestro planeta.

Aunque desafortunadamente apenas tendría tiempo de referir sus visiones de los cielos antes de ser “arrebatado” de nuevo, ya definitivamente por los “ángeles de Yahvé”.

Otro relato de mitología de las viejas leyendas escritas. En Las Metamorfosis de Ovidio, que comprenden 246 fábulas mitológicas ordenados en quince libros escritos entre el año 1 y el 8 d.C. encontramos el grandioso relato de la leyenda griega de Faetón, hijo de Helio y de Climene; Faetón pidió a su padre que lo dejara guiar al menos una vez “el carro del Sol”. Helio accedió a regañadientes, dándose cuenta de su error, ya que su hijo aún no reunía las condiciones necesarias para acometer semejante empresa.

Su temeraria “conducción” llevó al Sol, demasiado cerca de la Tierra y se precipitó contra ella envolviendo a nuestro mundo en llamas. Zeus, furioso, tuvo que intervenir fulminando con un rayo al imprudente Faetón, precipitándolo al río Eridano que, según la mitología helénica, conduce directamente hasta el mundo subterráneo donde habitan las almas de los muertos.

Finalmente, el cadáver de Faetón fue encontrado y amortajado por sus hermanas, las Helíadas, que lo lloraron con aflicción hasta transformarse en álamos que segregaban lágrimas de ámbar.

Este es un bello relato nos muestra una lectura científica ocurrida en nuestro sistema solar en una noche de los tiempos mitológicos en se genero posiblemente según este hermoso relato, cuando un planeta Faetón se aproximo excesivamente sobre la Tierra generando una cadena de catástrofes, que culmino con la intervención del dios Zeus.

Y como epílogo para cerrar estos hermosos relatos narrados como testimonios mitológicos y de leyendas misteriosas, concluiremos con un relato como testimonio del historiador griego Herodoto, quien narra la historia de Aristeo de Proconesco, arrebatado por el dios Apolo junto al Mar Muerto hacia el Siglo IX a.C., que fue llevado al reino de los hiperbóreos (seres pertenecientes a una raza bienaventurada quienes disfrutaban de la eterna juventud).

Cuenta Herodoto que, tras desaparecer sin dejar rastro, Aristeo volvió a aparecer en la Tierra, doscientos cuarenta años más tarde, por Tarento en Italia.

Tras narrar sus peripecias celestiales pasadas con Apolo, el intrépido viajero escogido, volvió a desvanecerse sin dar señales de vida hasta nuestros días.

En los tiempos pre-bíblicos del profeta Enoch, bautizaba a estos seres como “vigilantes o ángeles celestiales”; aunque se sabe que esto va en contra de nuestra formación y creencia religiosa, “ellos” estuvieron allí, brindando ayuda o que se yo, pero estuvieron y están hasta nuestros días.