sábado, 8 de marzo de 2008

La Masonería según la Biblia (1737)

Carlos Oliva Guerrero

"El más difícil y oscuro de los libros sagrados, el Génesis, contiene tantos secretos como palabras y cada palabra encubre muchos secretos!
La divinidad y lo sublime de la masonería tal como aparece en los oráculos sagrados, podemos observar que el masón celestial era, es y sigue siendo un excelente obrero.
"Por lo tanto, el Señor, el Ser eterno, dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra; piedra de fortaleza; piedra angular; escogida; sólidamente cimentada... Haré del derecho un cordel, y de la justicia un nivel" (Is. 28, 17-17)

Se convirtió así en la imagen sensible de la masonería divina, cuyo eterno plan, cuyo modelo arquetípico, era el objeto de su sabiduría y de su inmenso conocimiento antes de que el mundo fuera.

El Libro de Dios, su voluntad y sus obras son los modelos de la masonería sagrada. Está llena de sublimes misterios, no comunicados a todos. No todos toman parte en el Espíritu de Dios, sólo son hermanos de la santa liga aquellos que han “recibido” la adopción para poder decir “ABBA”, Padre.

No tengas miedo, pequeño rebaño, dice el ungido (Jesús), yo te he escogido y retirado del mundo, que no me conoce a mí ni conoce al Padre; pero yo le conozco, y te lo he mostrado.

Dios, apoyando en un compás sobre la superficie del abismo, desplegando los cielos como un pabellón, y afirmando la tierra sobre sus pilares; fijando el número de las estrellas, llamándolas a todas por sus nombres; construyendo las cámaras del sur bajo la bóveda del firmamento; pesando las colinas y las montañas en los platillos de una balanza, creo el universo en todas sus dimensiones infinitas.

Los constructores de Babel fueron dispersados, ya que no poseían ni los signos de la verdadera masonería ni el espíritu que la caracteriza. Nuestros padres antes del diluvio vivían en tiendas, imagen del tabernáculo de la ley y del deseo de nuestro Señor de erigir su tienda con nosotros en el Evangelio, y de conducirnos a su Casa sobre el monte Sión, construida en la roca eterna. La estructura de estas tiendas fue el primer punto exterior de la masonería sagrada en ser inventado.

Dios es el Padre de las luces, el autor de todo bien y de todo don perfecto, y entre otros dones, el de la masonería es un talento divino.

Moisés dice de Betsael en Ex. 25 que Dios, el Dios lo llenó de su Espíritu de sabiduría, de inteligencia, de conocimiento en toda clase de obras. Noé construyó el arca siguiendo las instrucciones del maestro celestial. Moisés hizo todo el exterior del edificio, “guardando” la Ley según el modelo “mostrado" en la montaña.

¿Qué decir de los pilares de Seth, de la construcción de Babilonia por Nemrod, del templo, del trono, de la flota y de los palacios de Salomón, del complejo de Tamar en el desierto, cuyas asombrosas ruinas todavía subsisten, del templo de Diana en Éfeso, de las estatuas y las imágenes de Nabucodonosor y otros, de la reconstrucción del templo por Ciro y Herodes, de las galerías y los patios del palacio de Assuerus.

Permitidme más bien ilustrar y afinar el proyecto de esta ciencia profundizando en los ejemplos que ofrece la Escritura.

Dice Dios: he amado a Jacob, y a Esaú le he odiado, es decir: He aceptado y preferido a uno antes que a otro. De hecho, Dios hizo de la raza de Abraham una sociedad elegida, un pueblo particular que debería ser la regla de la masonería.

David comprendió que no había actuado así con ningún otro pueblo, y que los paganos no tenían conocimiento de sus leyes. Estas últimas eran el secreto de la comunidad judía, y estaban asociadas en el culto judío a símbolos y a signos sensibles.
La primera comunicación de Dios al hombre fue una regla particular, asociada al signo del árbol del conocimiento del bien y del mal.

Adán fue expulsado del jardín por haber roto su obligación; el arco iris fue para Noé y su posteridad un signo del nuevo pacto de Dios. La Ley y el Evangelio son pactos que incluyen obligaciones. Los signos dados a Abraham eran la circuncisión y la aparición de los mensajeros.

Los patriarcas y sus familias formaban una sociedad separada del mundo y agradable a Dios, que poseía los signos de su palabra y un sacrificio no comunicado a los paganos, aunque imitado por ellos. La perfección de la Ley y la obra de santificación fueron hasta entonces en gran medida exactas.
Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y en particular en el dominio de la masonería. Él, Jacob y los demás tenían visiones y revelaciones, no acordadas al mundo, y sus prosélitos debían jurar su obligación antes de poder ser aceptados. Buscaban una ciudad permanente no hecha por mano de hombre, aunque el velo sobre el rostro de Moisés probaba que existían misterios que todavía no habían sido revelados. De esta tradición recibieron los paganos sus propia doctrina, reservada sólo a los iniciados.

El Credo era antiguamente una palabra, una prueba entre dos cristianos destinada a permitir que se reconocieran en todo lugar. Se le llamó después un símbolo, un signo; otros signos eran las ceremonias exteriores como lo actualmente la masonería universal.
El Ungido (Jesús), enseñaba mediante parábolas a un pequeño número de discípulos. La Iglesia del Ungido (Jesús), es una sociedad de masonería espiritual, escogida en el mundo, que se comunica con signos exteriores y que asiste a misterios. Ella tiene efectos discernibles con el ojo espiritual, no por el hombre natural.

Se le llama casa, construcción; el Ungido (Jesús), es la piedra angular, y los apóstoles los cimientos. Subsiste gracias a la edificación de sus miembros, es el único edificio bien concebido, y éste es todo el trabajo de la vida cristiana que expresa el término de masonería.
Hay misterios en la Iglesia del ungido, el maestro masón que negó a los fariseos el signo que otorgó a los apóstoles. Sus instrucciones son excelentes, tanto en el plano de la moral como en el de la inteligencia de esta última.

La firmeza del símbolo de la escuadra nos enseña que la verdadera sabiduría no debe ser quebrantada; y el nivel nos enseña que el corazón sigue siempre sus inclinaciones sin alcanzar un enderezamiento, que jamás es igual, y por ello no encontramos aquí abajo ni reposo completo ni satisfacción.
Una regla que intenta ser justa nos prohíbe abandonar nuestra razón por nuestras pasiones, y nos obliga a conservar la regulación ejercida por el juicio. El corte de las rocas con el cincel nos enseña que el arte y la industria superarán las dificultades.

La columna nos muestra que los inferiores son el soporte de los superiores, un templo que estamos dedicados a la virtud y al honor.
Un compás que traza un círculo de un solo trazo muestra que una acción puede tener consecuencias sin fin, tanto en el bien como en el mal. Y el hecho de que una columna invertida parezca más grande en su parte inferior nos enseña que el Espíritu también reside en la adversidad y en la muerte, que las aflicciones deberían animarnos, y que la pérdida de la vida debería recordarnos una gozosa resurrección.

La sal de la tierra nutre a las piedras, como el maná alimentó a los israelitas en el desierto. De ahí viene que los adeptos nos enseñen que esta sal es llamada con el nombre de Dios, “EHEYEH”: Yo Soy, que es el autor y la vida de esta sal, así como ésta lo es de otros seres. San Juan, cuya Revelación es el programa de la masonería espiritual, conocía la piedra blanca, y vio al Hijo de Dios ceñir alrededor de su pecho un cinturón de oro.
El número 3 aparece de manera señalada en el Libro de Dios para ilustrar la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; está el cuerpo, el alma y el espíritu; el hebreo, el griego y el latín puestos encima de la cruz; Santo, santo, santo, dicen los serafines; está el día en que Jesús trabaja, aquel en que descansa y aquel en que volverá a trabajar; Job, Daniel y Noé, los tres profetas que se habrían salvado juntos; Eliphaz, Sophar y Bildad; Ananías, Azarías y Misaël, Shem, Ham y Japhet. También los tres hijos de Adán más conocidos, que eran Abel, Caín y Seth; están además los de Terah, de quienes hemos recibido las promesas, Haran, Nahor y Abram.

En fin, tres ángeles aparecieron; tres joyas adornadas de piedras preciosas se hallaban sobre el pecho de Aarón; tres letras componen la raíz de cada palabra hebrea; tres veces al año los judíos debían acercarse a Jerusalén; tres días durante los cuales Jonás estuvo en la ballena, y el Ungido (Jesús), en la tumba. Hay tres Juanes: el Bautista, el Evangelista, y Marcos, sin contar con que hay otros Marcos distintos a éste.
Por su parte, el número 7 era el del: día del sabbat, cuando el Creador descansó de sus obras; 7 es el número del jubileo, del año de gracia; los siete ojos de Dios son mencionados, así como los siete brazos del candelabro del templo; está el libro de los siete sellos, y siete ángeles, los siete meses de la construcción del tabernáculo. El templo fue construido en siete años. La sabiduría Séptuple y la providencia de Dios se muestran en sus acciones. La Pascua se celebra siete veces siete días antes del don de la Ley. Éste es un ejemplo de la presencia de los números más perfectos en la Biblia.

La palabra masón, que es una de las últimas palabras exotéricas: el nombre trascendente, el nombre sagrado, es menos conocido y no puede ser verdaderamente pronunciado más que por los iluminados. Viene del francés maison, que significa casa. Somos la morada del Creador; del Ungido; dice el apóstol en Heb. 3, 6. El Señor construyó Jerusalén, dice David en el Salmo 147, 2. Ha trazado un camino hacia ella. El Ungido es el camino en Jn. 14, 6. Abre la puerta que introduce; el Ungido es la puerta en Mt. 7, 13; y nos regala en su morada con su cuerpo y su sangre los frutos de la rectitud.

No os enorgullezcáis, dice el Ungido (Jesús), de tener a Abraham por Padre, pues Dios es capaz de hacer brotar hijos de Abraham de estas piedras. El Ungido (Jesús) es llamado por el apóstol el peñasco espiritual, y la conversión de nuestros corazones de piedra en corazones de carne es el efecto de su redención, que nos aporta para nuestro arrepentimiento. (Dice en) Jn. 14, 2: “ En la casa de mi Padre hay muchas moradas ”. Morada viene de maneo, morar, que sugiere un objetivo a alcanzar cuando se es miembro de la logia celestial.

Muchas iglesias y condiciones particulares son etapas en el camino que conduce a la casa que ningún terremoto puede destruir y que ninguna tempestad puede sumergir. Lo que era de su Padre también era suyo. Todo lo que posee el Padre me pertenece, dice el Ungido; y es como si nuestros bienes también fueran suyos. En la esperanza de ello, los elegidos, aquellos que son aceptados, siempre se han lamentado: ¡Desgracia a mí, por residir en Mechek y habitar entre las tiendas de Kedar!.
Por su parte, una temible representación de la logia celestial (Gen. 28, 16) arrancó a Jacob esta exclamación: Esto no es sino una casa de Dios, y es la puerta del cielo. ¡Álzate! dijo Dios, he puesto ante ti una puerta abierta que nadie puede cerrar (Ap. 3, 8). La Iglesia es la Casa de Dios, y está en todas partes. Job la encontró en la tierra, Ezequías en su lecho de muerte, Jeremías en su celda, Jonás en el mar, Daniel en la fosa, los tres niños en la hoguera ardiente, Pedro y Pablo en la prisión, el ladrón en la cruz. El cuerpo, llamado templo del Espíritu Santo, debe ser reconstruido en la resurrección en vistas a la adoración durante el reposo eterno.

Oremos para que la voluntad de Dios pueda realizarse sobre la tierra como en el cielo, que la energía y las potencias de la naturaleza puedan subsistir gracias a su presencia.

Pero en el momento de la consumación de todas las cosas, la ciudad de nuestro Dios tiene doce puertas para que los elegidos penetren por el Este, por el Oeste, por el Norte y por el Sur, a fin de residir en el reino de Dios.

La puerta estrecha es el pasaje a lo que se llama belleza, por el cual entraremos en su corazón, aquellos que son justos y perfectos ante los ojos de nuestro creador.

Los que escribieron sobre la historia de la Masonería Libre, en diferentes épocas de los tiempos, han atribuido su origen a las siguientes fuentes:

1. A la Religión Patriarcal.
2. A los Antiguos Misterios
3. Al Templo del Rey Salomón.
4. A las Cruzadas.
5. A los Caballeros Templarios.
6. A los Colegios de Artífices Romanos.
7. A los Masones Operativos de la Edad Media.
8. A los Rosacruces del siglo XVI.
9. A Oliver Cromwell.
10. A los Pretendientes a la Restauración de la Casa de Estuardo al Trono Británico.
11. A Sir Christopher Wren, en la construcción de la Catedral de San Pedro.
12. Al Dr. Desaguliers y sus asociados – año 1717

* Oremos para que la voluntad de nuestro G:. A:. D:. U:. pueda realizarse sobre la tierra como en el cielo, que la energía y las potencias de la naturaleza puedan subsistir gracias a su presencia. /

1 comentario:

Anónimo dijo...

QQ:.HH:. y respetados profanos:
El discurso está armado como cuasi prosa poética, y hasta ahí esta bien.
Pero este escrito demuestra un grave y hasta peligroso desconocimiento de la historia de lo que hoy llamamos La Biblia.
El actual corpus que llamamos así, no es mas que un rejunte arbitrario de libros de distintas épocas, de distintas culturas, con cientos de incoherencias y de contradicciones en sus propias páginas.
Hasta el Concilio de Trento de 1546 no existía "La Biblia" como hoy la conocemos, sino que recién allí se la armó a través de votaciones y comicios, que decidieron uno por uno los libros que iban a quedar en el corpus.
Creo que si pretendemos ser masones en serio, debemos ahondar en la historia por nosotros mismos, y no atenernos solamente a lo que nos cuentan.

Es cuanto.