sábado, 7 de junio de 2008

Esoterismo y Masonería



El concepto común de esotérico se refiere a “el interior”, lo que está adentro, reservado. Este concepto por sí mismo se opone a exotérico, es decir, a lo accesible al vulgo. Además, dice bien el diccionario cuando se refiere a lo esotérico como “la doctrina que los filósofos de la antigüedad comunicaban a un corto número de discípulos” y, a su vez, se refiere a lo exotérico como aquella parte de la doctrina manifestada públicamente. Sin embargo, el esoterismo es una doctrina que no sólo perteneció a los filósofos antiguos sino que ha pervivido en el tiempo y se encuentra viva entre nosotros.

El esoterismo es una filosofía cuya característica exterior corresponde a conocimientos transmitidos de manera privilegiada entre maestro y discípulo o neófito y, de forma reservada, a los miembros de una cofradía o escuela de conocimiento oculto. Su característica interior o velada es de tipo operativo o pragmático, al constituir un método o vía de trabajo cuya materia prima es el interior del ser o la persona misma.

En Occidente, hay cuatro fuentes esotéricas que podrían considerarse como pilares de estas doctrinas, a saber, el Pitagorismo, el Hermetismo, la Alquimia y la Cábala.

2. Hermetismo. Fuentes, autores, conceptos esenciales.

2. 1 La figura de Hermes.

Hermes es una entidad cuya definición carece de sentido hacerla en términos históricos y más vale considerarla en términos conceptuales o culturales. La figura de Hermes, de cuyo nombre deriva la primera fuente esotérica – el Hermetismo - está presente en toda la historia cultural de Occidente, bajo las formas más diversas: sea como una deidad greco-romana, egipcia, bíblica e incluso, coránica. En las más diversas culturas representa generalmente, el papel de un mensajero o heraldo de la divinidad superior, versátil, astuto y sabio al mismo tiempo, creador o generador de cultura. Su sentido primordial sería inducir a atreverse a pensar y actuar con luz propia, estimulando el dominio de sí mismo y del intelecto, rompiendo las cadenas de la mecanicidad o del dominio ideológico. Las denominaciones han sido las más diversas para esta juguetona deidad o principio divino: Hermes, Thot, Mercurio, Enoch, Idris, etc.

2.2 Fuentes y autores herméticos.

La tradición más emblemática del Hermetismo es el Corpus Hermeticum, conjunto de libros o escritos atribuidos a Hermes Trismegisto. Corresponde a una producción intelectual que tiene su núcleo en Alejandría aunque su linaje sería anterior. Si bien habrían sido elaborados en los siglos II y III de esta era, se entiende que el enfoque racionalista griego estaría, a su vez, basado en una raíz egipcia. La influencia del Corpus se extendió por miles de años, abarcando a los autores romanos, todo el Mediterráneo y alcanzando la Edad Media y el Renacimiento. Los libros que forman el Corpus son el Poimandres, el Asclepios y los Extractos o Fragmentos de Estobeo y tendrían unidad ideológica y conceptual entre sí.

Además del Corpus, se puede mencionar a un texto breve y menos antiguo pero que ha tenido una influencia hasta hoy. Nos referimos a la Tabla de Esmeralda, también atribuida a Hermes Trismegisto, cuya más antigua referencia conocida parece encontrarse en escritos árabes del siglo VIII de n.e. El período renacentista fue heredero de numerosas culturas y tradiciones anteriores. Se ha mencionado como edificio símbolo de esta amalgama a la Catedral de Siena (Italia), en cuyo interior comparten las figuras de Jesús, la Virgen, profetas y santos, las Sibilas, las Tres Gracias, Sócrates, etc., junto a la de Hermes Trismegisto acompañado de Moisés. Entre las muchas personalidades de la cultura de la época se puede mencionar a Marcilio Ficino (s. XV), director de la Academia de Florencia (neoplatónica) por 30 años. Tradujo y publicó no sólo las obras de Hermes, sino también a Platón y otros, sin contar su propia obra filosófica, teológica y hermética.

También es posible destacar a Giovanni Pico de la Mirándola (s. XV) contemporáneo del anterior y autor de obras mágico-cabalísticas, teológicas, etc. El mismo lo dijo abiertamente: “Creo haber sido el primero en haber mencionado en forma explícita a La Cábala”. Guillaume Postel, además de ser autor de diversas obras sobre filosofía y teología, llevó La Cábala y el hermetismo a Francia. Fue traductor del Zohar, el Bahir y el Protoevangelio de Santiago. Cornelio Agrippa, nacido en Alemania. Conocido como el autor de Oculta Philosophia, primer tratado sistemático sobre el hermetismo, que, a la vez, liga la filosofía hermética contenida en los libros del Corpus con el hermetismo popular (magia natural, astrología, talismanes e invocaciones) y con La Cábala. Es calificado de tratado claro y bien estructurado con amplia erudición sobre filosofía y teosofía, en el que se incluyen recetarios astrológicos y mágicos que hoy podrían ser catalogados de superstición.

Teofrasto Bombasto de Hohenheim. Paracelso. Médico y filósofo dedicado a la farmacopea (arte de curar antecesor a la homeopatía) y la alquimia, de la cual se lo considera uno de sus pilares. Finalmente, para no sobrecargar la exposición habrá que limitarse a sólo mencionar algunos nombres que por sí solos indican el brillo de sus ideas: Nicolás Flamel, Michel Maier, Giordano Bruno, Elías Ashmole.

2.3 Los conceptos esenciales del hermetismo.

El hermetismo está conceptuado como un conjunto de doctrinas tales como el hermetismo propiamente tal, diversas gnosis, religiones mistéricas, neoplatonismo, etc. Lo que extraña más a los estudiosos es que ese conjunto de doctrinas diversas, al ser tomado en su conjunto puede ser considerado como coherente, aunque esté velado a los profanos por alegorías y símbolos, transmitido en parte por tradición oral y en parte por iniciación, pues no hay que olvidar jamás que ha sido vehiculado en forma importante por el elemento libro.

Dios y el Mundo.- Se considera la inmanencia de la Divinidad en el Mundo y su trascendencia respecto del universo. Dios no es independiente del mundo y tiende a abismarse o sumergirse en él. Todo ser en el mundo es una parte de Dios. La historia del mundo es la historia de Dios. Sin el mundo, Dios se reduciría a una simple posibilidad indiferenciada. Dios se expresa por su intermedio. No es definible por lo que es sino por lo que no es.

Unidad cósmica.- Se considera la unidad de la materia. Zósimo, autor antiguo, escribe: “Uno es el Todo, por él el Todo, para él el Todo, y en él el Todo”.

Dualismo.- Todas las oposiciones, todas las simpatías y antipatías provienen de la oposición o dialéctica de dos principios complementarios: uno activo y masculino; otro pasivo y femenino. La
doctrina del Corpus admite que el mundo está penetrado por la divinidad y, por tanto, es bueno y bello, y contemplar la obra divina es acercarse a su creador. Por otro lado, el mundo creado aparece como malo, no siendo la obra del Primer Dios, sino del Demiurgo, su hijo, la segunda Persona de la Divinidad, un dios terrible como la creación, sujeta a destrucción, enfermedad y muerte. Aunque la lógica de una mente contemporánea encontraría en esto una contradicción, para el hermetismo es absolutamente coherente a partir de este principio de dualismo, en el sentido que todos los pueblos de la tierra han aceptado la doble naturaleza del ser humano. Esto es, una parte sutil asociada al espíritu y otra densa vinculada a la materia. Además, al reconocer esta imagen tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, es coherente con el reflejo del microcosmos humano en el macrocosmos universal.

Tres mundos.- Se consideran tres mundos: el mundo arquetípico, el macrocosmos y el microcosmos. Dicho de otra forma: Dios, la naturaleza y el hombre. El mundo arquetípico o divino es la esencia de toda manifestación que envuelve todos los mundos y su centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna. Todo se construirá según ese plan divino: tres Principios materiales (Azufre, Sal, Mercurio), tres principios forman el ser humano (cuerpo, espíritu, alma). El hombre es el microcosmos, porque ofrece en síntesis todas las partes del universo. El hombre, por otra parte, es un reflejo del macrocosmos, formado de acuerdo con las mismas leyes. Al respecto cabe recordar a la Tabla de Esmeralda: “Como es arriba, es abajo”.
Cosmogonía.- 1º Esta cosmogonía es al mismo tiempo una teogonía. Dios es el principio del ser y de lo posible. Todas las cosas han provenido y provienen de Uno, naciendo de la cosa única por adaptación. 2º El proceso de creación se opera por la separación y luego la unión de dos principios: Fuego (energía) y Materia. De la materia prima o caos indiferenciado surgirá la diversidad; la materia prima se dividirá en elementos; los cuerpos se formarán a partir de esos elementos. 3º La creación realiza el pasaje de la potencia al acto. 4º El Cosmos o universo ordenado es producido a partir del Caos cuya naturaleza es similar en sustancia.

La Iniciación, el Conocimiento y el Trabajo Interno.- El Conocimiento no constituye una acumulación de datos o información, sino que corresponde a una Realización Espiritual lejos tanto de la religión como de la magia. Estas son simples formas de fe enemigas de un proceso iniciático. El hombre de Conocimiento sería un teúrgo, un mago por influencia divina pero que no calza con un monje. Entre el Nous (Intelecto Divino) y el ser humano no hay intermediarios. La única mediación es la de la inteligencia que ilumina la relación establecida entre el hombre y la divinidad. La tradición hermética no constituye una religión, con autoridades por un lado y los creyentes por otro. La Iniciación es un camino individual en búsqueda de Conocimiento y Sabiduría. Por estas razones, el Hermetismo tiene más puntos en común con el Taoísmo oriental que con las religiones occidentales. En síntesis, el hermetismo reconoce la figura del Maestro Interno, un instrumento psicológico que sería proporcionado por Dios mismo para que el recipiendario inicie la construcción del Anthropos, concepto sobre el que volveremos más adelante. Así, los libros herméticos nunca han sido una biblia para repetir y adorar sino una fuente de inspiración (espíritu de Hermes).

lunes, 26 de mayo de 2008

El Secreto Masónico: desvelado

Se han publicado varias decenas de miles de libros en los que, desde diversas perspectivas, se habla de la masonería. De hecho, el mercado editorial sigue lanzando cada año numerosos títulos, entre los que encontramos un poco de todo: conspiraciones delirantes; estudios históricos muy detallados; filosofía de altos vuelos o, por el contrario, de niveles paupérrimos; sesudas investigaciones esotéricas y simbólicas; encendidas apologías; “inspiradas” novelas…

La primera dificultad que debe afrontar cualquier estudioso de “la orden” es delimitar el alcance y sentido del término “secreto”; tan omnipresente en sus rituales como determinante de su naturaleza. Secretismo o discreción, metáfora o realidad, delirio o imaginación creativa… secreto o secretos. O, ¿acaso no existe tal?
En este contexto, y desde una perspectiva estrictamente comercial, no parecía previsible la edición de un libro como el que hoy comentamos (*). Si se hubiera orientado hacia cualquiera de los diversos géneros que hoy cuenta con una cuota fija de lectores, se hubiera garantizado, al menos, unas ventas seguras y una amistosa acogida. Pero el autor ha optado, sorprendentemente, por una vía más difícil; aunque muy necesaria. Así que, antes que nada, ha puesto las cartas sobre la mesa: es católico, apenas atribuye valor alguno a las teorías conspiranoicas, se dirige a masones y no masones, pretende llegar y mostrar el núcleo de la doctrina masónica. Una sugestiva propuesta de quien ya ha acreditado un sagaz conocimiento de la gnosis actual con su libro La verdad sobre El Código da Vinci (Libros Libres, Madrid, 2004).

Ante la desmedida hiperproducción literaria derivada de las actividades de los “Hijos de la Viuda” , José Antonio Ullate ha conseguido separar el preciado grano de la abundante paja sirviéndose de una selecta y plural bibliografía. Para ello se ha centrado en sus fundamentos doctrinales, que concreta en una serie de cuestiones claves: la masonería como religión; deísmo y panteísmo; ateísmo moral; naturalismo. Y, como punto de partida y base de todo ello, el Gran Arquitecto del Universo.

Decíamos que no oculta sus convicciones, de modo que se remite al Magisterio de la Iglesia, observando muy acertadamente que éste no ha variado en absoluto desde, que ya en 1738, el Papa Clemente XII condenara por primera vez a la masonería; manteniéndose el juicio doctrinal inalterado hasta hoy. Pero, ojo, tampoco ha variado un ápice la doctrina, estructura y finalidad de la masonería.

Ullate describe con sencillez los principales ingredientes esotéricos y filosóficos que han nutrido a la masonería especulativa o moderna: el rosacrucismo; la Ilustración; el hermetismo; la Cábala (a la que consagra un capítulo excepcionalmente revelador).

Para su propuesta de viaje, ofrece el sugestivo panorama de una sintética introducción a los orígenes míticos y reales de la masonería; la inconsistencia de la distinción organizativa regular/irregular; el valor del rito, del simbolismo y de la iniciación. En coherencia con su ambiciosa pretensión, rehuye de uno de los extendidos defectos contemporáneos: la confusión conceptual. Una carencia hermanada con la ambigüedad y la vacuidad. De modo que si a usted le gustan esas paradojas tan actuales –y tan antiguas- del tipo de “lo que está arriba es como lo que está abajo, y lo que está abajo es como lo que está arriba”, se sentirá defraudado. Por el contrario, en este libro encontrará unas saludables dosis de esas cualidades que la New Age -manifestación vulgarizada de la mentalidad masónica en los ámbitos pseudoespiritual y psicológico actuales- ignora: razonabilidad, objetividad, realismo.

Para coronar su trabajo, proporciona unos interesantes anexos documentales: la pertenencia masónica de Mozart y la paradójica recepción actual de su seductora música en el catolicismo; el naturalismo masónico; la primera condena papal, la carta In eminenti; la encíclica de León XIII Humanum genus; los Landmarks masónicos más relevantes.

Pero no todo es densa doctrina y trabajosa reflexión personal. También encontramos algunos episodios significativos de esta enmarañada y velada historia. Es el caso de los celebrados delirios del manipulador y embaucador Leo Taxil. Pero también otro que debemos destacar: la discreta conversión al catolicismo en 1874 de quien fuera máximo dirigente de la masonería: Lord Ripon, Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Un episodio tan revelador como conmovedor. Un hombre que, nacido protestante, viviendo la masonería hasta su nivel más alto, encontró plenamente la verdadera Luz, que había perseguido, en Jesucristo. Pero no un Cristo al uso del supermercado pseudoespiritual actual -cósmico, interior, esotérico, etéreo-, sino el Jesucristo que nos acompaña en la Iglesia.

No se piensen que todas estas cuestiones carecen de relevancia. Al contrario. El mundo de hoy es incomprensible sin la filosofía y la acción masónicas; de modo que aunque la organización no aparente gozar de gran vitalidad, sus principios se aplican por doquier. Ello puede explicar, sin ir más lejos, las raíces del voluntarismo político de ZP en su particular cruzada en pos de la libérrima satisfacción de cualquier deseo; por absurdo que parezca. No pudiéndose alcanzar la verdad, de modo que no puede conocerse ni ser operativa, siendo la ética una relativista y cambiante convención social, será la libertad al servicio del deseo como pulsión el motor individual y social de un optimista progreso indefinido. Una perfecta conclusión y aspiración masónicas.

Después de semejante periplo, desde la Cábala a ZP, ustedes me preguntarán: ¿cuál es el secreto de la masonería? ¿Realmente existe? Pues no seré yo quien les prive del placer de su descubrimiento

lunes, 19 de mayo de 2008

Los Papas Masones al descubierto

Por: Eduardo Seleson

Los Papas Masones Para que no quede duda en el sentido de que la Francmasonería no se encuentra reñida con la religión, ni del tipo de enseñanzas que dentro de la hermandad se adquieren, señalaremos que el Papa Pio IX fue masón conocido en el mundo profano como Juan Ferreti. Hemos de aclarar que al ser elevado a sumo pontífice, desde un tiempo antes, había decepcionado a la hermandad y el 9 de noviembre de 1846, publicó una encíclica contra la francmasonería.

Hace unos años, el ilustre profesor y licenciado Alfonso Sierra Partida, intento publicar en los periódicos de la ciudad de México D.F., una copia del acta de iniciación en una Logia de París, donde se deja asentado que los profanos Angelo Roncalli y Giovani Montini habían sido elevados el mismo día para ser iniciados en los Augustos Misterios de la Francmasonería. La prensa de esa ciudad ni del País aceptaron dicha publicación, razón por la cual, el propio Maestro de su peculio mando sacar copias, las cuales circularon profusamente entre los círculos masónicos del País.
Angelo Rocalli y Giovani Montini, serian con el tiempo mejor conocidos como los Papas Juan XXIII y Paulo VI, quienes habrían de introducir grandes reformas a los cultos católicos con el fin de adecuarlos a los tiempos modernos en que vivían.

De las grandes reformas que introdujo el Papa Juan XXIII, se encuentran en el Concilio Ecuménico Vaticano II, y vemos que dentro de las fundamentaciones que se hacen, muchos se basan en los Principios y Postulados francmasónicos.

Vemos también o nos preguntamos.¿Qué justificación tuvo Juan XXIII, para decretar la abolición de las Bulas excomulgatorias que hasta antes de su arribo al trono de San Pedro aun tenían vigencia?En el año 1935 Angelo Rocalli, Arzobispo de Mesembria, delegado Apostólico en Turquía, por los tiempos de la guerra que corría, al igual que otros sacerdotes y religiosos, se ven obligados a vestir ropas de laico.

Es precisamente en esa época en que es invitado a ingresar a una sociedad iniciatica heredera de las enseñanzas Rosacruz y, que tanta fuerza le dieran en el pasado Lois Claude de San Martin el Conde de Saint Germain y el conde de Cagliostro.Pier Carpi, serio investigador periodístico y en un tiempo fuerte detractor de todo tipo de sociedades iniciaticas o secretas, es el, paradójicamente, quien habría de encontrar en el transcurso de sus pesquisas, las pruebas documentales de la iniciación masónica en Turquía de Angelo Roncalli (Papa Juan XXIII).

Este gran periodista relato el proceso de esa iniciación y describe ampliamente el Ritual de la misma. Así mismo cuenta que en una de las Tenidas celebradas en Logia abierta, Angelo Roncalli cae en un trance místico de larga duración y es precisamente en estas circunstancias cuando dicta sus ya famosas profecías.

Los detalles de esta historia se encuentran en la obra "Las Profecías de Juan XXIII" de Pier Carpi y publicada por ediciones Martínez Roca (España).Las acusaciones de Lefevbre han llegado a establecer un vinculo cierto entre San Pedro y la Masonería. Il Borghese, Semanario de la extrema derecha italiana, también habló de una larga lista de prelados masones pellegrino, Arzobispo de Turín; el secretario de Estado Villoti; Poleti Vicarios de Roma; el belga Suenens y hasta el secretario privado de Pablo VI, Pascuale Macchi, que estaba inscrito en la masonería desde el 23 de abril de 1958, cuando era secretario del arzobispado de Milán monseñor Montoni entre otros.El Gran Maestre de la masonería italiana, Lino Salvan, medico socialista, ha sido frecuentemente identificado como portavoz más escuchado de la organización masónica dentro del Vaticano y uno de los artífices de la paz entre ambos dominios, en septiembre de 1976.Nunca se supo porque Pío XII le negó siempre a Gionani Montini (Paulo VI) el cardenalato. El 24 de noviembre de 1958, 20 días después de ser elevado al trono de San Pedro, Angelo Roncalli (Juan XXIII) nombra 23 nuevos Cardenales entre ellos se encuentra Giovani Montini.Juan XIII en 1960 da su anuencia para que se proceda a que se realicen estudios sobre las sociedades esotéricas e iniciáticas y sus relaciones con la Iglesia. Durante el transcurso de las investigaciones se detecto que las claves de los TEMPLARIOS, ROSACRUCES, organizaciones Masónicas y Martinistas, nunca se extraviaron o se perdieron para siempre, sino que de vagar de una organización a otra, siempre estuvieron celosamente guardadas en el seno de la propia Iglesia.

En el pasado existieron pontífices que tuvieron una estrecha relación con sociedades esotéricas y de tradición eminentemente oculista, como lo fueron Benedicto IX (1032 - 1034) Bonifacio VII (984 - 985).Fueron católicos y fieles practicantes los mas grandes maestros de la tradición esotérica de alta escuela: Nostradamus (Ocultista y Astrólogo); Cornelio Agrippa (Ocultista y esoterista); San Alberto Magno (astrólogo); Santo Tomas De Aquino (mago blanco y discípulo de Alberto Magno) Leonardo Da Vinci (mago esoterista, ocultista y diseñador)En el caso muy particular de Cagliostro que fue perseguido por la Inquisición, siempre defendió la intima relación y validez entre lo esotérico y lo exotérico. Prosiguió los debates teológicos con el respetado Gran Maestro Manuel Pinto de Fonseca, a cuya presencia le condujeron el alquimista Fray Umile y su guía espiritual Alhotas. Debate que continuaría con el Papa Clemente XIII, del que se hiciera gran devoto amigo.La prueba vital de que existe mas información sobre esoterismo, magia y ocultismo y Francmasonería en bibliotecas no masónicas, la tenemos en la persona de Alphonsse Lois Constant, mejor conocido entre los estudiosos de esoterismo como Eliphas Levi Zahed, el cual estudio y se ordeno sacerdote en el seminario de Saint Sulpice. Por esta situación tan especial, tuvo acceso a todas las bibliotecas de conventos y seminarios de la época.

El hecho de poseer una amplísima cultura y el de hablar varios idiomas le facilito el poder consultar antiguos y raros documentos que supuestamente la inquisición había hecho pasto de la llamas. Por esta razón y su espíritu liberal, pronto fue considerado como peligroso dentro de la propia iglesia católica. Siendo repudiado por ella en el año 1841. Perteneció a diversas organizaciones masónicas, entre las que podemos enumerar "la fraternidad masónica del Gran Oriente de Francia"; "La Hermandad de la Luz" y la "Sociedad Rosacrucians De Anglia".Después del resultado de las investigaciones ordenadas por el Papa Juan XXIII y complementando los estudios de Levi Zahed, daría inicio al proceso que condujo a la eliminación de las Bulas de excomunión de la Francmasonería.