lunes, 25 de mayo de 2009

¿Hacia donde va la Masonería?

Por: Belizardo Silva - RLS Libertad Universal Nº 127

Me parece muy importante que el aspecto final de la masonería pueda ser entendido como postulado y como axioma de la preocupación y de la ocupación masónica, la fracmasonería o masonería simbólica tiene como fin concebir una sociedad más armónica, más justa y más fraternal, a partir de una mejora personal de los individuos que la componen. Este es el postulado, el axioma es; para cada mason, que tal fin constituye una necesidad alcanzada. La masonería hace usos simbólicos y filosóficos de la palabra “secreto”, recogiendo la tradición de los masones constructores medioevales, que protegían celosamente, mediante prestación de juramento, los secretos profesionales del oficio. El método masónico llama “Secretos de Grado” en los distintos sistemas graduales existentes, son determinados signos, palabras y toques que simbolizan un “Saber Hacer”. Lo que los profesionales de nuestro tiempo llamarían (KNOW HOW) que se ha de adquirir, aprendiendo a interpretarlos para convertirlos en valores–guía personales o patrones de conducta que se compromete a esforzarse por tener presentes a lo largo de su vida, ni más ni menos.

La filosofía masónica que se centra en la esencialidad humana, está contenida en una tradición iniciática cuyo beneficio ha de ser el hombre. Los conservadores y transmisores de esta tradición solo pueden ser hombres que evidencien una sincera inquietud por el conocimiento que lleva hacia lo que nos trasciende hacia lo que hay tras las meras apariencias físicas y mentales en este mundo, en el que vivimos, como requisito previo a toda labor a favor del desarrollo social positivo al que los masones se sienten llamados.
Como toda institución multisecular, la masonería ha conocido diversas fases en su desarrollo, tratando de adaptar su metodología elaborada de pensamientos a las vicisitudes de la evolución social humana, subrayando siempre la perennidad de los valores esenciales.

En el siglo de las luces, la sociedad Europea culminó el movimiento post-renacentista que hacía de la libre expansión de la cultura y de la libertad, intelectual y moral como metas imperativas.
La tradición enseña con que, quien desee practicar el arte de la construcción debe conocer y respetar las leyes que rigen el equilibrio y la armonía, fuera de las cuales nada duradero se puede edificar.

La arquitectura, hija de las matemáticas, de la cosmogonía y también de la meta física, se basa especialmente en los estudios sobre la naturaleza de los elementos, la gravedad, la física, la mecánica, la química y la coordinación de todo un grupo de artes. Por ello obliga a la búsqueda constante de los principios de la creación, suscita el amor por la belleza e impulsa a la meditación y a la disciplina del espíritu.

De esta manera los masones se sienten siempre y de manera natural, discípulos del gran arquitecto del universo. Principio ordenador de la energía vital de los mundos.

También podemos deducir, el rigor para seleccionar a sus hombres, de una prudente lentitud en la formación de sus discípulos, de una severidad indispensable en la comprobación de su perfeccionamiento en la práctica efectiva del oficio y del arte que ejerzan.

En un mundo que se presenta ante el constructor como un templo concebido y contenido por obra del gran arquitecto del universo, el trabajo es la fuente inagotable de expansión de los valores más nobles del hombre y su vía de realización personal, participando en el orden universal.

El secreto de la fraternidad, por el que ha podido sobrevivir activa y sana, creciendo en los momentos críticos de la historia, es sin duda alguna, haber considerado el mandil de cuero de sus adeptos símbolo del trabajo emancipador, como una distinción más antigua y más honrosa que ninguna de las inventadas por el hombre.

La cofradía de los constructores era una gran familia de trabajadores, juzgados dignos de participar en las obras exclusivamente en función de sus capacidades y méritos reconocidos.
En 1717 los fundadores de la gran logia de Londres, primera institución histórica de la masonería del pensamiento, consideraron fundamental unir lo disperso, que es uno de los principios herméticos que inspiran nuestro método iniciático.

La masonería como centro de unión de quienes, de otra manera, no llegarían a conocerse y tolerarse para trabajar unidos en bien de la sociedad humana.

La masonería es un método perenne por los valores arquetípicos que enmarca y promueve. El patrimonio del conocimiento que la sociedad va acumulando para que cada uno pueda analizar y trabajar su “piedra bruta”, en los nuevos ambientes sociales que vallan surgiendo; para que los nuevos hitos de lo humano no impidan la larga marcha hacia el hombre ideal.

Los masones llaman ARTE REAL al proceso de realización personal en que consiste la iniciación masónica. Tal proceso personal es único en la intimidad de cada hombre y, por ello mismo intransferible como experiencia. A nuestro juicio este es la verdadera naturaleza del secreto masónico.

Lo secreto, es en su dimensión filosófica algo de lado, a lo que no se puede acceder fácilmente y que el arte real desvela gradualmente a los que buscan la verdad

Por otra parte saber administrar lo discernido en condiciones especiales, antes de comunicarlo a quienes lo merezcan, y aprender a hacer del silencio una auténtica cámara intima de reflexión, forma parte de la formación personal indispensable del iniciado. Necesario para su estructura hacia la ASCESIS de la humanidad hacia la belleza, la fuerza y la sabiduría universal.

Síntesis

Echar mano a nuestros sentimientos personales para tratar de explicar lo que de otro modo no se podría hacer. Cuando se habla de los sentimientos hablamos de las convicciones que tras ser analizadas y sopesadas racionalmente, pasan a formar parte del tejido anímico, de la sensibilidad de cada hombre

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